
Me contento con mirar
a los obreros,
a las mujeres bellas,
a los viejos cuando mastican esa sustancia invisible,
a los conserjes malhumorados…
y prefiero que no me hablen
porque si dicen algo
es algo que no son
me contento con mirar
la verdad de sus cuerpos
improvisando la vida
o el borde secreto de sus rostros
cuando simplemente son
ajenos a cualquier intensión
me contento con mirar
y no es precisamente algo feliz
a veces…
hago de esto mi oficio
mi arte
como un refugio de luz y silencio
y como esto es lo que escribo
esto es lo que no soy
para saberme,
tendrían que verme caminando,
o mirando los botones del ascensor
solo, ante una carta sin abrir
sin imaginar lo que soy o lo que siento
sólo verme
desde algún vacío que no podría describir
como un regalo inesperado y anónimo
como quien recibe un beso mientras duerme